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lunes, 19 de octubre de 2009

El Plebeyo


El amor siendo humano tiene algo de divino, amar no es un delito porque hasta Dios amó y si el cariño es puro y el deseo sincero Por qué robarme quieren la fe del corazón?

El anterior,  es un trozo de la letra de un vals del maestro Felipe Pinglo Alva, un peruano autor de muchas canciones, nos regala una letra que es legendaria, cantada en muchas maneras y en muchos estilos, desde el vals original que el escribiría, pasando por blues, bolero, incluso en danzón y salsa. Esta canción es una historia sobre un tipo de clase baja que se enamora de una mujer de la aristocracia. Y de uso poco común en canciones, el tipo tiene nombre propio, se llama "Luis Enrique" un plebeyo, laborante común y la chica de la alta sociedad.

En la red estuve investigando un poco y parece que es una canción un tanto autobiográfica, porque representa un romance perdido por el propio Pinglo con la bella hija de un industrial italiano afincado en Perú entre 1921 y 1923 (la canción se estrena en 1930). Resulta que la hija del industrial correspondía el amor del bohemio, pero sus padres se dieron cuenta de ello y al no estar de acuerdo en que su hija tuviera relación con un tipo de baja sociedad, la enviaron con sus abuelos a Florencia. La mala nota de siempre en las historias de amor fallidas.

La historia es universal, muchos casos de esos habrán por el mundo, incluso se han hecho tantas novelas y películas donde se presenta esa diferencia de clases y hay ejemplos desde romances adolescentes, hasta caricaturas, telenovelas, etc., etc.

Les dejaré como siempre un videito para que disfruten la canción interpretada por una de mis voces favorita, el señor Pedro Infante, con un arreglo de violines muy bonito y con el coro que inicia la canción de muy buena manera, que luego al entrar Pedro infante le da un giro totalmente distinto a la canción con esa voz profunda que se mandaba.

Saludos y espero que les guste la canción.

Título: El Plebeyo
Letra: Felipe Pinglo Alva
Intérprete: Pedro Infante


La noche cubre ya con su negro crespón
de la ciudad las calles que cruza la gente con pausada acción.
La luz artificial con débil proyección
propicia la penumbra que esconde en su sombra venganza y traición.


Después de laborar, vuelve a su humilde hogar
Luis Enrique, el plebeyo, el hijo del pueblo, el hombre que supo amar.
Y que sufriendo está esta infamante ley
de amar a una aristócrata siendo plebeyo él.
Y que sufriendo está esta infamante ley
de amar a una aristócrata siendo plebeyo él.


Trémulo de emoción, dice así en su canción:
El amor, siendo humano tiene algo de divino,
amar no es un delito porque hasta Dios amó
Y si el cariño es puro y el deseo es sincero
¿Por qué robarnos quieren la fe del corazón?

Mi sangre aunque plebeya, también tiñe de rojo
el alma en que se anida mi incomparable amor.
ella de noble cuna y yo humilde plebeyo,
no es distinta la sangre ni es otro el corazón.
¡Señor por qué los seres no son de igual valor!...



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